La Adicción al Juego se asocia con otras conductas de riesgo como el consumo de tabaco, alcohol, y otras drogas; así como con mayores niveles de ansiedad, depresión, impulsividad, tendencia al riesgo y desinhibición.
Los días 14 y 15 de febrero se llevó a cabo un Taller de Prevención ante la Adicción al Juego por parte del Centro de Provincial de Drogodependencia para los cursos de 3º ESO y las tres especialidades de 1º Ciclo Formativo Grado Medio (el próximo 13 de marzo se realizará esta formación con los grupos de 1ºCFGB) , esta actividad se encuentra dentro de nuestro Plan de Acción Tutorial y del Programa Cima de la Junta de Andalucía.
La adicción al juego suele iniciarse en la etapa de la adolescencia y juventud, siendo éste un período de especial vulnerabilidad biológica y psicológica; a ello se le suma la enorme disponibilidad del juego, su fácil acceso y la publicidad del mismo, favoreciendo con ello que se inicie al juego a una temprana edad con una motivación por ganar dinero, evasión de problemas personales o buscar otras motivaciones externas.
Es muy fácil llegar a una fase de adicción al juego o conducta de juego patológico en el que la persona, en este caso adolescentes y jóvenes, presentan una conducta conducta de juego recurrente y persistente en el tiempo que deteriora todas las áreas de la vida (psicológica, familiar, económica, social, laboral y legal), y genera un estrés emocional significativo.
Ejemplos de juegos en los que nos podemos encontrar de conducta patológica:
- Apuestas deportivas online.
- Juegos en red.
- Videojuegos.
- Juegos en aplicaciones móviles.
En este caso hemos puesto ejemplos online ya que la plataforma que más utilizan esta población es el móvil pero, también nos podemos encontrar con el caso de que menores de edad accedan a establecimientos dedicados y destinados a un fin lúdico.
El juego online está demostrado que tiene un efecto más adictivo que cualquier otro tipo de juego en su modalidad presencial
Las consecuencias de esta conducta patológica tiene efectos graves para el bienestar de la persona, en concreto en adolescentes y jóvenes debido a que se encuentran aún en pleno desarrollo. Consecuencias negativas como la pérdida de relaciones interpersonales, el aislamiento social, la disminución del rendimiento escolar y laboral (falta de atención y de memoria), y la falta de interés en otras actividades.
Es por ello informar y formar a nuestros adolescentes y jóvenes de conductas que le son perjudiciales para ellos, y que ponen en peligro un desarrollo integral adecuado.
Es importante incidir en una educación en promoción de hábitos de vida saludable y de bienestar emocional ya que es la sociedad del futuro.