Con motivo del 25N, día internacional de la eliminación de la violencia contra la mujer, nuestro alumnado de FPB, quiso contribuir con un vídeo a visibilizar la violencia de género entre adolescentes.
«Tenía los nudillos de la mano derecha destrozados y empezó a restregarme su sangre por la cara mientras me gritaba que la próxima vez iba a ser la mía. Cuando llegué a casa me inventé que había sangrado por la nariz». Sheila tenía 15 años la primera vez que lo vio; él, 17.
Casi el 11% de las víctimas de violencia de género en España son menores de 18 años, y la cosa va en aumento. Desde 2009, la fundación ANAR detectó un aumento del 682% en los casos de violencia de género entre menores de edad.
La violencia de género entre adolescentes tiene tres elementos particulares. Hay una parte de violencia de control muy potente y un elemento, que es la tecnología y lo digital, que no se daba antes y tampoco se identifica de forma tan evidente en mujeres adultas.
El tercer elemento es el elevado grado de violencia sexual: las llamadas pruebas de amor -«Si no te acuestas conmigo es porque no me quieres». Ellas acceden a peticiones que muchas veces no desean. Lo hacen porque creen que, si se niegan, ellos romperán la relación.
La hipersexualización, el consumo precoz de pornografía y la falta de educación sexual constituyen los pilares de estas actitudes, que se agravan con una socialización basada en el género. «A nosotras nos educan en la cultura del agrado, a ellos en el poder, la fuerza y la dominación; a nosotras se nos penaliza si tenemos sexo o mucho sexo; a ellos, en cambio, se les condena si no lo tienen», añade la experta de Mujeres en Igualdad.
Con motivo del 25N, nuestro alumnado de FPB, quiso contribuir con un vídeo a visibilizar la violencia de género entre adolescentes. Basándose en la canción “la puerta violeta” de la cantante Rozalén crearon sus puertas, con mensajes propios, denunciando la violencia contra las mujeres y las víctimas que se producen cada año por este motivo.