La GRANDEZA de Salesianos está en ser hermanos para que podamos ir de las manos en el caminar.
La reunión de profesores de nueva contratación organizada por el equipo de pastoral comenzó el encuentro compartiendo pases de un balón entre profesores, director y subdirector de forma improvisada en el patio del colegio. Sin pretenderlo, se creó un círculo de juego que luego llevó al comedor para tener un momento de distensión entre dulces y cafés.
En peregrinación conjunta nos adentramos en un Santuario silencioso que poco a poco se fue llenando de corazones de educadores dispuestos en torno a la luz con el fin de reflexionar acerca de su misión personal en la escuela, la necesidad de sentirnos en casa, el apoyarnos en los compañeros y el tenerlo a Él como agua de fuerza que guía nuestro día a día. Agradeciendo estos momentos, se crearon grupos para comentar algunas cuestiones relacionadas con hablar el lenguaje de la juventud, atender al alumnado de forma personalizada, transmitir nuestro cariño y ponerle corazón a lo que hacemos. Como si de una excursión se tratase, salimos a la calle sabiendo que el cole es más que el recinto, son sus alrededores y las personas que en ellos viven, los jóvenes que en ellos quedan y los niños en cuyos parques juegan. En un agradable pasear de conocernos más y compartir risas, llegamos a la actual calle Refino y nos pusimos delante de un mosaico en el que anunciaban que antes se llamaba calle Don Bosco y es que Málaga tiene la medalla a ser la primera ciudad del mundo en dedicarle una calle al Santo de los jóvenes. Al volver, entramos en nuestro teatro para poner en común las reflexiones. ¡Qué gran sorpresa al ver la unidad de ideas que permiten mostrar una visión clara sobre el futuro de un colegio caracterizado por la alegría!
Esa GRANDEZA no surge de la nada ni tampoco es infinita, sino que son semillas que van sembrando y regando con esfuerzo continuado los “pasados presentes futuros” en las almas de los nuevos “presentes futuros”. Por eso, ambos grupos dicen juntos con voz alta y clara: ¡Me siento orgulloso de pertenecer a la familia salesiana!