La que al mismo tiempo quiere estudiar varias asignaturas y esconde por debajo del pupitre los libros o los apuntes. Esa eres tú. Y tú, la que se ríe por no agobiarse y cree que se le va a olvidar todo antes del control. Tú, el que tienes la mirada perdida porque no sabes si ser arquitecto, fotógrafo o policía.
A ti te resulta un problema tener que votar por primera vez y no saber a quién, porque después de haber visto y oído el debate televisivo de los cuatro representantes de los respectivos partidos que se presentan a las próximas elecciones, tienes dudas y estás intentando vislumbrar a un líder que te ofrezca la mayor seguridad y el mejor futuro.
Tu problema es componer, poner una melodía a un poema que no encuentras y tu compañero ha tenido que experimentar un desamor para componer la poesía más bella.
Según tú, vuelves a casa por selectividad porque tienes que encerrarte y repasar con concentración antes de los exámenes de la PEvAU. Para ti no hay fronteras intelectuales, sabes lo que quieres y vas a por todas.
– ¿Y yo qué?
– ¡Qué de qué!
Tú quieres que se te trate como a una persona mayor y estás intentando encontrar el camino: al rato formal y al rato encarado; te concentras y te descentras; tu verdad y tu mentira se entremezclan; tu cuerpo y tu alma se retan; la niñez tira de la madurez y viceversa. Puede que en un futuro seas un gran líder y los demás te sigan sin dudarlo. Hay que nacer con tus cualidades pero ir templando y moldeando. De temperamento a carácter. Actuando pero dominando los impulsos primitivos; concentrando esfuerzos en pro de sí mismo y de los demás; la verdad es una sola y no entiende de cinismo; tu cuerpo y tu alma al compás… y lo más probable y consecuente sea una madurez serena y envidiable.
Y ahora no me preguntes más y lee a Bécquer. Poesía serás tú.