Por Antonio Palmero
El aprendizaje cooperativo reemplaza la estructura basada en la gran producción y en la competitividad, que predomina en la mayoría de las escuelas.
Los alumnos de 4 de E.S.O han estado trabajando durante esta última semana en la realización de diferentes murales (ejes cronológicos, esquemas, mapas físicos) enfocados en el desarrollo de la unidad didáctica “La era de las revoluciones liberales” para la asignatura de Geografía e Historia, en ella se ha puesto en práctica el trabajo cooperativo por parte de nuestros alumnos, dónde la semana próxima tendrán que ser ellos los que desarrollen y expongan dichos murales, correspondiéndose con un epígrafe de la unidad didáctica, invirtiéndose de este modo el rol docente por parte de los alumnos. El aprendizaje cooperativo nos permite alcanzar varias metas importantes al mismo tiempo. En primer lugar, lo ayuda a elevar el rendimiento de todos nuestros alumnos, incluidos tanto los especialmente dotados como los que tienen dificultades para aprender. En segundo lugar, nos ayuda a establecer relaciones positivas entre nuestro alumnado, sentando así las bases de una comunidad e aprendizaje en la que se valore la diversidad. En tercer lugar, les proporciona a los alumnos las experiencias que necesitan para lograr un saludable desarrollo social, psicológico y cognitivo. La posibilidad que brinda el aprendizaje cooperativo de abordar estos tres frentes al mismo tiempo lo hacen superior a todos los demás métodos de enseñanza.
El aprendizaje cooperativo reemplaza la estructura basada en la gran producción y en la competitividad, que predomina en la mayoría de las escuelas, por otra estructura organizativa basada en el trabajo en equipo y en el alto desempeño. Con el aprendizaje cooperativo, el docente pasa a ser un ingeniero que organiza y facilita el aprendizaje en equipo, en lugar de limitarse a llenar de conocimientos las mentes de los alumnos, como un empleado de una estación de servicio que llena los tanques de los automóviles.
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