La inauguración oficial, celebrada el pasado 24 de febrero, contó con la bendición del obispo, Jesús Catalá, y con la presencia del alcalde, Francisco de la Torre.
En una mañana que comenzó dubitativa, nubes y claros en el cielo malagueño, conforme transcurría la mañana se abrió el cielo y quedó una radiante jornada. A las doce nos encaminamos a la eucaristía, donde se nos pidió perdonar a nuestros enemigos, al finalizar la misma y con tal mandato nos encaminamos a nuestra, por entonces, oficiosa Casa de Hermandad, cruzando la calle colmados de ilusión ante lo que, de seguro, se convertiría en un día histórico.
Prontamente, en el número veintiséis de la calle Eduardo Domínguez Ávila, epicentro en aquel instante del barrio de Capuchinos, se congregaron un nutrido grupo de hermanos, fieles, familiares , amigos, miembros de la junta de gobierno, las ilustres personalidades de nuestra Málaga cofrade; el alcalde; D. Francisco de la Torre, el Sr. Obispo, Monseñor Jesús Catalá, el presidente de la agrupación de cofradías, D. Pablo Atencia, el concejal de economía Antonio Gil y la concejala de cultura y distrito centro, Gemma del Corral, el director de la casa Salesiana, D. Antonio Gil Prieto y la miembros de la comunidad salesiana, además de los grupos de la casa salesiana, hermanos mayores de varias hermandades de pasión y gloria , todas personas ilustres que forman o han formado parte la joven, pero intensa historia de nuestra hermandad.
El salón de tronos y los pisos superiores se llenaron con avidez, llegando a congregarse una pequeña multitud que creo un ambiente cálido y acogedor. Entre constantes saludos y parabienes, casi sin darnos cuenta, al borde de las dos menos veinte, se comenzó con el acto oficial de bendición.
Nuestro secretario, José Manuel Gómez, dio la palabra a nuestro hermano mayor y Juan Manuel León, leyó un discurso donde, se mezclaron, los distintos sentimientos generados a lo largo de la costosa y no exenta de contratiempos, construcción de la Casa de Hermandad. En este discurso no faltaron, entrelazándose y solapándose, sentimientos como; la alegría, la sorpresa, el anhelo, el desasosiego, el desvelo, la valentía, etc… evocación de los sentidos durante el último año de construcción.
El discurso continuó con la felicitación por la culminación de la obra y el trabajo bien hecho. Agradecimientos al constructor por su tesón y buen hacer, a David Rodríguez como mano derecha del proyecto, por su constancia y dedicación, a la junta de gobierno por su trabajo incansable, ilusión y espíritu de superación, a los hermanos, por su paciencia y apoyo abnegado y a las entidades locales por su inestimable ayuda, todo ello puso el colofón al discurso.
En esos momentos la emoción, la alegría y la satisfacción, se desbordaban por los cuatro costados del hogar cofrade salesiano. Más de una lágrima furtiva se derramaba ante la imposibilidad de frenar, de contener, los sentimientos guardados en lo más profundo de nuestras almas, durante todos estos años. Son muchas las personas y muchos los esfuerzos realizados en estos treinta años para conseguir un lugar digno y la evocación, rememorando las penalidades y los anhelos, de los que estamos y de los que ya no están, asaltaron nuestros pensamientos.
Seguidamente tomó la palabra el constructor de tan magna obra, D. Juan Cabello devolviendo el agradecimiento por haber permitido materializar un sueño largamente esperado. Desde unas intensas palabras, que nos llegaron al corazón, nos narró su pasado Salesiano, sus inicios humildes en el colegio de Antequera y como se llenó de los valores salesianos, sintiéndose por ello eternamente agradecido. Nos confesó que desde hacía tiempo se sentía en deuda con los Salesianos. Confesó que, con nuestra llamada, sintió que podía saldar parcialmente esa deuda, que su corazón palpitó con esta obra y que sintió en su interior una satisfacción inmensa al culminarla. La cuenta queda parcialmente saldada.
A continuación, el alcalde de Málaga, mostró su regocijo por la finalización de la obra y por el proceso institucional seguido. En un momento recordó la cesión, en primera instancia, de los primeros terrenos, en El Ejido y como se produjo el acertado cambio. También nos dio unas pinceladas de la historia del acueducto de San Telmo, y como se había realizado una magnífica actuación para conservar dicho legado, reconoció, en complicidad con el Obispo, las dificultades de todo proyecto y obra. Por último, puso en valor importancia de la presencia Salesiana en Málaga y de nuestra cofradía en el panorama cofrade.
Posteriormente el señor Obispo, comenzó con el acto, propiamente dicho, de la bendición de la Casa. Se realizaron varias lecturas por parte de nuestro director espiritual, D. Lorenzo Molina, David Rodríguez y José Manuel Molina, entre ellos se leyó el pasaje del evangelio que representa nuestra hermandad, “Stabat Mater”.
De entre las palabras del señor Obispo, nos quedamos con su exhortación a resolver las dificultades en familia, a saber perdonar a nuestro prójimo, a crear vínculos con nuestros hermanos y sobre todo nos dejó un gran regalo en forma de metáfora, donde el santuario de María Auxiliadora y el colegio se convertían en manantiales de fé cristiana, a un lado y otro de la calle, utilizando el acueducto como símil.
Por último, nos recordó que vivíamos una efeméride, que no era una casualidad, ya que coincide con el 125 aniversario de la presencia salesiana en Málaga, y en una fecha tan evocadora como lo es un 24. El devenir de nuestra cofradía está cargada de signos, señales y hechos por los que estamos seguro de que ella, la Virgen Auxiliadora, en su día, lo ha hecho todo y ellos, El Señor de Las Penas y su madre del Auxilio, así lo han querido.
Durante el acto se realizó un rezo en forma de recordatorio por la pérdida de D. Antonio Cesar Fernández (SDB), en el atentado de Burkina Faso, Dios lo acoja y lo guarde.
Seguidamente se destapó el azulejo conmemorativo de la bendición de nuestra Casa de Hermandad, leyendo el hermano mayor lo que allí rezaba para el público asistente.
Nos quedamos con la satisfacción de congratularnos con las palabras que allí rezan para la posteridad; “dedicación” y “empeño” que siempre han sido máximas de la hermandad y su junta de gobierno, y otras como “guía” y “protección” baluarte de nuestra bendita madre Auxiliadora.
Después se pasó a realizar la bendición, por aspersión, de todas las estancias y dependencias de la casa, creándose un sequito de autoridades que recorrió todas las plantas de la edificación.
En el salón de tronos se acentuaron las caras de alegría y satisfacción a la espera de finalizar el acto, tarea realizada por Don Antonio Gil, y sus buenas tardes Salesianas, dejándonos una perla, una frase para la posteridad, como colofón de tan ansiado acto, invitándonos al amor fraterno, con una humilde y sentida frase, “dejaros querer , allí donde os lleve el destino , dad y recibid amor. Desde ésta, tú cofradía, tomamos las palabras de nuestro director, con la firme intención de dejarnos querer. Querido hermano, siempre eres bienvenido a ésta, tu casa, las puertas siempre están abiertas.
Queremos, deseamos, que este acto sea el punto de partida, el pistoletazo de salida para dar vida a nuestra Casa de Hermandad Salesiana. Nuestra cofradía tiene ahora una casa que acoge, un resguardo de fe cristiana, un cobijo de hermanos, un manantial fraterno salesiano, un hogar que abraza, como 125 años llevan abrazando la Vida nuestro colegio Salesiano, una simiente de futuros cofrades salesianos y el centro de la
Para finalizar, después de la bendición, se invitó a los asistentes a un coctel con variedad de delicias gastronómicas, creándose un ambiente de convivencia y fraternidad.
Recordaremos este día con gozo como el culmen de treinta años de caminar por el desierto, como el fin de un largo camino, para llegar con alegría a la Casa prometida. Comienza el año cero de vivencias cofrades salesianas en tú casa. ¡Vivámosla!
Esta es mi casa y de aquí saldrá mi gloria.
José Mª López Caballero